Así puedes obtener vitamina D en invierno

La vitamina D es una vitamina liposoluble esencial para la salud, con múltiples funciones clave en nuestro organismo. Su rol principal es mantener los niveles adecuados de calcio y fósforo, lo que contribuye a una salud ósea óptima y ayuda a prevenir enfermedades como la osteoporosis y las fracturas.

Además, la vitamina D es crucial para el correcto funcionamiento del sistema muscular, inmunológico, cardiovascular y otros sistemas del cuerpo. La deficiencia de esta vitamina puede provocar problemas de salud graves, como osteomalacia en adultos, que causa el debilitamiento de los huesos, o raquitismo en niños, que afecta el crecimiento óseo.

Nutricionista de Nuclinic Agustina Bustamante, en Revista Cruz Verde:

¿Cómo podemos obtener vitamina D?

Existen tres formas principales de obtener vitamina D:

  1. Exposición solar:
    La principal fuente de vitamina D es la exposición a los rayos UV del sol. Se recomienda exponerse al sol durante 15 minutos al día, sin protector solar, para favorecer la producción de esta vitamina en la piel. Esto puede ser difícil en invierno, por lo que es importante complementarla con otras fuentes.
  2. Alimentos ricos en vitamina D:
    Algunos alimentos aportan vitamina D, como la yema de huevo, pescados grasos como el salmón, la trucha y las sardinas. Además, ciertos alimentos fortificados, como leche, yogur y algunos cereales, también pueden ayudar a cubrir las necesidades diarias.
  3. Suplementos:
    En casos de déficit de vitamina D, o cuando no se puede obtener suficiente a través del sol o la dieta, los suplementos son una opción segura y efectiva. Se recomienda hablar con un profesional de la salud para evaluar la necesidad de suplementación.

Requerimientos diarios de vitamina D

  • Adultos: 600 unidades internacionales (UI) diarias.
  • Mayores de 70 años: 700 UI diarias.
  • Niños menores de 12 años: 400 UI diarias.
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Alrededor del 80% de la vitamina D proviene de la síntesis cutánea, por lo que en invierno es crucial asegurar una ingesta adecuada mediante la dieta y, si es necesario, la suplementación. No olvides realizar controles médicos y análisis de sangre para verificar tus niveles de vitamina D y garantizar que se mantengan dentro de los rangos saludables.